Un legado gráfico reinterpretado
Repsol, uno de los gigantes energéticos de España, ha estrenado en 2025 un nuevo logotipo como parte de una renovación integral de su identidad visual. Este rediseño va más allá de lo estético: refleja la transformación estratégica de la compañía hacia un modelo multienergético y su compromiso con una transición energética más sostenible.
En este análisis, exploraremos los elementos clave del nuevo logotipo, su evolución histórica, los valores de marca que transmite, las tendencias de diseño que incorpora y sus implicaciones en materia de propiedad intelectual. Finalmente, extraeremos lecciones para diseñadores y marcas a partir de este caso de rebranding.
Un logotipo renovado: símbolo, tipografía, colores y composición
LOGOTIPO
El nuevo logotipo de Repsol mantiene la esencia del símbolo histórico de la compañía –el sol estilizado– pero lo actualiza con significativas modificaciones visuales. Se conserva la silueta reconocible del “sol” corporativo, en un guiño al legado de la marca, añadiendo volumen, fluidez y movimiento para dotarlo de mayor dinamismo y modernidad. Esto se traduce en un símbolo tridimensional con efectos de degradado de color y sombreado, que parece latir y vibrar como un objeto vivo en constante transformación. El degradado principal va del tradicional naranja de Repsol hacia un tono magenta más vibrante, aportando luminosidad y dimensión al símbolo.

TIPOGRAFÍA
En cuanto a la tipografía, la palabra “Repsol” aparece ahora en letras minúsculas y con un estilo tipográfico totalmente nuevo: una fuente exclusiva llamada Sole Repsol, creada en colaboración con Dalton Maag. Esta tipografía presenta líneas suaves y curvas, con un diseño amigable que reemplaza la antigua apariencia en mayúsculas por formas más redondeadas y accesibles. En conjunto ofrece una composición equilibrada: el símbolo tridimensional acompañado del nuevo logotipo en minúsculas conforma una identidad visual coherente, pensada para funcionar en diversos contextos tanto digitales como físicos.
COLOR
Desde el punto de vista cromático, Repsol revitalizó su paleta de colores corporativos. El icónico naranja sigue siendo protagonista, pero ahora aparece en un degradado dinámico que evoluciona hasta un magenta intenso. Este degradado sustituye a las franjas de color sólidas (naranja, blanco y rojo) del diseño anterior, unificando el símbolo en una sola forma continua. El clásico azul Repsol, asociado a las estaciones de servicio de la marca, se ha mantenido pero ajustado a un tono más luminoso y moderno, utilizándose principalmente como color secundario de apoyo. Además, la nueva identidad incorpora un color marfil claro como fondo neutro y expresivo, que aporta contraste y calidez en aplicaciones gráficas. En suma, la combinación de volúmenes tridimensionales, degradados vibrantes y una tipografía personalizada confiere al nuevo logotipo de Repsol una personalidad visual más rica y adaptable que nunca, sin dejar de ser claramente identificable como la marca que el público ha conocido por décadas.

Comparativa con el logotipo anterior y evolución histórica
El rediseño de 2025 supone una evolución deliberada del logotipo de Repsol, más que una ruptura total. Para entender el alcance de los cambios, conviene comparar el nuevo logotipo con su versión anterior (utilizada durante la última década) y repasar brevemente la trayectoria de esta identidad visual desde sus orígenes:
Logo anterior de Repsol, empleado hasta 2025. Este diseño presentaba el símbolo del “sol” en estilo plano, compuesto por tres franjas de color (naranja, blanca y roja) superpuestas, acompañado del nombre REPSOL en mayúsculas de color azul.
Nuevo logotipo de Repsol (2025). Mantiene la silueta general del símbolo, pero con acabado tridimensional y un degradado del naranja al magenta. El nombre de la compañía aparece ahora en minúsculas con la tipografía exclusiva Sole Repsol, de estilo más redondeado y amigable.

Principales cambios:
- Símbolo 3D
Se mantiene la forma básica del emblemático “sol” de Repsol, pero se pasa de un diseño plano en 2D a una versión con volumen y efecto tridimensional, lo que aporta sensación de movimiento y energía perpetua. El nuevo símbolo parece estar en constante cambio gracias al uso de sombras y animaciones en entornos digitales, reforzando la idea de una marca dinámica. - Colores y degradado
En lugar de las franjas de color separadas (naranja, blanco y rojo) del logotipo clásico, ahora el color se funde en un degradado vibrante que va del naranja al magenta. Este degradado unifica el símbolo y simboliza la diversidad de energías que hoy ofrece la empresa. El azul corporativo se ha atenuado en aplicaciones de la nueva identidad, quedando reservado para contextos específicos, mientras que se introduce un tono marfil de fondo para mayor versatilidad. - Tipografía en minúsculas
El antiguo logotipo empleaba la palabra “REPSOL” en mayúsculas con una fuente sans-serif sólida. El nuevo diseño abandona las mayúsculas y adopta letras minúsculas en una tipografía personalizada (Sole Repsol). Esta elección tipográfica busca proyectar una imagen más cercana y accesible al público, con formas más redondeadas que transmiten cordialidad sin sacrificar legibilidad. - Composición y cohesión
Aunque la estructura general (símbolo + texto) se mantiene, el conjunto se percibe más integrado. El símbolo renovado y la nueva tipografía fueron diseñados simultáneamente para armonizar entre sí, logrando un imagotipo equilibrado. Adicionalmente, la identidad visual 2025 de Repsol viene acompañada por otros elementos novedosos, como una identidad sonora (un jingle o audiologo) que se implementará en gasolineras y cargadores eléctricos, así como un sistema de iconografía e ilustraciones actualizado que sigue el estilo fluido del nuevo logotipo. Estos añadidos expanden la presencia de la marca más allá de lo puramente visual, aunque el logotipo en sí sigue siendo la pieza central reconocible.

La evolución del logotipo de Repsol a lo largo del tiempo demuestra un cuidadoso equilibrio entre modernización y continuidad. Desde su creación en 1987, cuando la recién constituida Repsol encargó a Wolff Olins un símbolo diferenciador que resultó en el icónico sol tricolor curvo, la marca ha pasado por varias revisiones sutiles. En 1997, el diseñador Cruz Novillo refinó el logo original reduciendo el grosor de las bandas de color y simplificando las formas, coincidiendo con la privatización de la empresa. Años más tarde, en 2012, Interbrand realizó ajustes menores (tipografía y color) para actualizar la imagen sin alterar los elementos básicos, con otra ligera actualización en 2020. Este historial de cambios progresivos preparó el terreno para la evolución de 2025, que preserva conscientemente los fundamentos gráficos de la marca en lugar de reinventarlos por completo. En resumen, el nuevo logotipo se reconoce inmediatamente como Repsol, pero con una apariencia renovada acorde a la nueva era energética y digital.
“No es una nueva marca, sino una evolución”
Responsables del proyecto
Valores de marca que transmite el nuevo diseño
Todo buen rediseño de identidad busca comunicar valores y narrativas de la marca, y el caso de Repsol no es la excepción. El nuevo logotipo e identidad visual de Repsol transmiten una serie de mensajes estratégicos sobre quién es la empresa hoy y hacia dónde se dirige:
- Diversidad y transformación energética: El vibrante degradado de naranja a magenta no es solo un recurso estético, sino que simboliza la confluencia de distintas energías en la oferta de Repsol. Naranja es el color histórico asociado con los combustibles tradicionales, mientras que el magenta añade un matiz moderno que sugiere nuevas soluciones. Esta transición cromática representa la evolución de una petrolera tradicional a una compañía multienergética que abarca energías renovables y alternativas. En palabras de la propia empresa, la nueva identidad es “el reflejo de lo que ya somos como compañía multienergética”, integrada en la ambición de liderar una transición energética justa. El eslogan corporativo que acompaña el lanzamiento “Con toda la Energía” refuerza esta idea de compromiso con todas las fuentes de energía y con las necesidades variadas de los consumidores.
- Dinamismo, innovación y futuro: El efecto tridimensional y la sensación de movimiento constante en el símbolo apuntan a una marca dinámica e innovadora. La “energía en movimiento” sugiere que Repsol está en continuo progreso, adaptándose a los cambios tecnológicos y de mercado. Este dinamismo visual comunica la idea de que la empresa no se queda estática en el pasado, sino que mira hacia el futuro con proactividad. De hecho, directivos de Repsol han subrayado que esta evolución del logo es la expresión tangible de su ambición de liderar el cambio en su sector. Conceptos como “energía perpetua” y “perspectiva dinámica” han sido utilizados en la presentación del diseño para describir el espíritu que encarna el nuevo símbolo. En conjunto, el logotipo transmite vitalidad, modernidad y capacidad de adaptación, valores esenciales en una industria energética en transición.
- Cercanía y enfoque humano: Un objetivo declarado del rediseño fue acercar la marca a las personas. El cambio de mayúsculas a minúsculas en la marca denominativa “repsol” juega un papel importante aquí: tipográficamente, las minúsculas suelen percibirse como más amigables y accesibles, en contraste con la connotación más corporativa o distante de las mayúsculas. Tal como explican desde Repsol, esta elección busca “establecer un tono más cercano y accesible, fomentando una conexión más personal con los consumidores”. Asimismo, la identidad visual global incorpora ilustraciones de estilo sencillo y un lenguaje visual claro para comunicar conceptos técnicos de manera humana. Los trazos suaves del nuevo logotipo y la calidez del degradado también contribuyen a esa sensación de cercanía. En definitiva, el nuevo diseño pretende proyectar a Repsol como una empresa próxima al público, que entiende las necesidades cotidianas de la gente y quiere “hablar” en un lenguaje comprensible. Esta orientación al cliente y a las personas se alinea con el propósito declarado de la compañía de “acercar soluciones energéticas que impulsen el bienestar” de la sociedad.
- Solidez y confianza, ancladas en la continuidad: A pesar de los cambios visuales, Repsol no ha perdido de vista un valor fundamental: la confianza que inspira una marca con décadas de trayectoria. Mantener la silueta del sol y los colores esenciales es una forma de decir que la empresa sigue siendo la misma en su esencia. Este respeto por la identidad previa transmite estabilidad, continuidad y credibilidad. Los clientes de toda la vida pueden reconocer en el nuevo logotipo los rasgos familiares del anterior, lo que sugiere que los valores de calidad, seguridad y confianza asociados a Repsol permanecen intactos. Marcos Fraga, Director de Comunicación de Repsol, resumió este equilibrio diciendo que el enfoque del rediseño “ha preservado la esencia de nuestra identidad, dándole un nuevo significado: más vibrante, más flexible, más contemporáneo”. En otras palabras, la marca evoluciona en apariencia sin traicionar los valores que la hicieron fuerte – un mensaje de fiabilidad que también se comunica visualmente.
En conjunto, el nuevo logotipo de Repsol funciona como un embajador gráfico de sus valores corporativos en esta nueva etapa. Desde la paleta de color energizada hasta la tipografía humana, cada elección de diseño respalda la narrativa de una Repsol transformada, que es al mismo tiempo innovadora y cercana, diversa en su oferta energética pero consistente en su compromiso con el cliente. El resultado es una identidad visual con propósito: no solo bonita a la vista, sino estratégica en el mensaje de marca que envía.
Tendencias actuales de identidad visual reflejadas en el rediseño
El caso de Repsol ejemplifica varias tendencias contemporáneas en diseño de identidad corporativa, adaptadas a las particularidades de una marca energética global. A continuación destacamos las principales corrientes de diseño que se hacen patentes en este rediseño:
- Evolución antes que revolución: Muchas marcas establecidas optan hoy por actualizaciones graduales de su identidad en lugar de cambios radicales, para conservar el reconocimiento acumulado. Repsol siguió esta línea: su nuevo logo es claramente continuista, preservando elementos icónicos pero refinándolos para el presente. Esta estrategia, minimiza el riesgo de alienar a la base de clientes y protege la herencia de marca. Esta filosofía de diseño responde a una tendencia general de respeto por el equity de marca: las compañías reconocen el valor intangible que reside en sus símbolos reconocidos y lo aprovechan, en vez de desecharlo.
- Simplificación y flexibilidad: Una máxima del diseño actual es “menos es más”, buscando logos más simples, limpios y versátiles. Aunque el nuevo símbolo de Repsol tiene un acabado volumétrico, en esencia simplifica la composición previa: elimina elementos para crear una forma más compacta y adaptable. El degradado unifica lo que antes eran tres franjas separadas, reduciendo la complejidad a un solo elemento visual maleable. También la tipografía exclusiva, pese a ser personalizada, mantiene líneas claras y leggibilidad alta en distintos tamaños, los logos deben ser reconocibles y reproducibles en entornos muy diversos.
- Colores vibrantes y uso de degradados: Tras una época dominada por el flat design ultraminimalista, en los últimos años ha resurgido el uso de degradados y colores ricos para dotar de personalidad a las marcas. Empresas tecnológicas y energéticas, en particular, han abrazado gradientes para transmitir innovación y dinamismo. Repsol se suma a esta tendencia con su llamativo degradado cálido. El naranja al magenta aporta una sensación de movimiento y actualidad que un color plano difícilmente lograría. Además, permite extraer de ese rango múltiples sub-colores para diferentes aplicaciones. La elección de tonos cálidos y brillantes frente a colores apagados también sintoniza con una preferencia contemporánea por identidades más emocionales y enérgicas. En resumen, Repsol adopta el degradado no solo por estética sino porque conecta con un lenguaje visual muy vigente y atractivo para audiencias modernas.
- Tipografías personalizadas y minúsculas amigables: Otra tendencia clara en branding es el desarrollo de tipografías a medida. Grandes marcas invierten en fuentes propias para diferenciarse tipográficamente en todos sus materiales. Repsol trabajó con especialistas para crear “Sole Repsol”, sumándose a esta práctica de dotar a la marca de una voz escrita única. Esta fuente exclusiva garantiza coherencia en todos los canales y refuerza la identidad de marca de forma sutil pero potente. Por otro lado, el uso de minúsculas en logos se ha popularizado en la última década: desde gigantes de la tecnología hasta bancos y empresas de automoción, muchas marcas han optado por el downcasing (pasar a minúsculas) para parecer más cercanas y actuales. Repsol aplica esta tendencia, logrando con la palabra “repsol” en minúsculas un aspecto más moderno, informal y digital-friendly que la versión anterior en mayúsculas. Esto humaniza la marca y facilita su lectura en pantallas pequeñas, donde las mayúsculas a veces pueden lucir agresivas o menos legibles.
- Identidad dinámica y elementos animados: Un campo en auge es el de las identidades visuales dinámicas, donde el logotipo ya no es totalmente estático, sino que puede tener versiones animadas o mutables. Repsol incorpora esta idea mediante su símbolo 3D “vivo” que en entornos digitales puede girar, pulsar o cambiar gradualmente de color, enfatizando el concepto de energía constante. Si bien el logotipo principal sigue teniendo una versión fija para usos estáticos, la marca se ha dotado de toda una serie de activos dinámicos que enriquecen la experiencia de la marca en medios audiovisuales. Esto está muy en línea con la tendencia a considerar el motion design y la interactividad como parte integral de la identidad.
- Experiencia de marca multisensorial: Por último, Repsol ha seguido la estela de marcas pioneras en construir identidades multisensoriales. Además de lo visual, la empresa presentó una identidad sonora propia: un breve sonido o jingle que se reproducirá en momentos clave, como al conectar un coche eléctrico a un cargador o al descolgar la manguera en un surtidor. Este movimiento refleja la tendencia de audio branding, ya explorada por compañías como Mastercard, Nokia o Netflix, donde un elemento sonoro refuerza el reconocimiento de marca. Integrar un sound logo con el relanzamiento visual indica una comprensión moderna de la identidad de marca como algo que va más allá del logotipo impreso – se trata de crear todo un ecosistema sensorial coherente. Para los diseñadores de identidad, esto marca un camino: pensar en cómo la marca “suena”, “se mueve” e incluso podría sentirse, además de cómo se ve. La adopción de una paleta sonora propia por parte de Repsol subraya su afán de presentarse como una marca innovadora y cercana a las tendencias, completando así su renovación estética.
Lecciones para diseñadores y marcas tras el rediseño de Repsol
El cambio de identidad visual de Repsol ofrece varias enseñanzas valiosas para la comunidad de diseño y branding.
- Conocer la historia y el ADN de la marca: Antes de rediseñar, es fundamental entender qué hace única a la marca y qué elementos de su identidad actual tienen mayor peso emocional o reconocimiento. En el caso de Repsol, identificar la importancia del símbolo del sol y sus colores fue crucial. La decisión de conservar la silueta y la paleta básica demuestra respeto por el visual construido durante décadas.
Lección: Un buen diseñador sabe discernir qué conservar y qué cambiar, apoyándose en la historia de la marca para construir el futuro. - Equilibrar audacia con pragmatismo: Es un diseño atrevido que cumple objetivos estéticos y estratégicos a la vez.
Lección: En proyectos de identidad, la audacia creativa debe estar respaldada por un sólido razonamiento estratégico. Proponer cambios radicales es emocionante, pero siempre hay que preguntarse si son viables y convenientes para la marca en el mundo real. - Alinear el diseño con la estrategia empresarial: El nuevo logo de Repsol está directamente vinculado a su estrategia de negocio de diversificación energética y a su posicionamiento como compañía sostenible e innovadora. Nada en el diseño es gratuito: el degradado representa diversidad, las minúsculas acercamiento al cliente, el volumen 3D innovación y movimiento hacia el futuro.
Lección: Los diseñadores deben empaparse de la estrategia de la compañía y hacer que cada decisión de diseño refuerce ese mensaje. - Crear sistemas, no solo logos: Repsol no solo cambió su logotipo, sino que aprovechó para desplegar un sistema completo de identidad: nueva tipografía corporativa, estilo fotográfico e ilustrativo, iconografía, colores secundarios, sonido de marca, etc.. Este enfoque integral asegura coherencia en todos los puntos de contacto y enriquece la experiencia de marca.
Lección: Pensar más allá del logo y diseñar un ecosistema visual. Así, la marca tendrá más herramientas para expresarse y diferenciarse. Un logo genial es más poderoso cuando viene arropado por una identidad versátil que se pueda adaptar a cada contexto sin perder consistencia. - Contemplar la implementación y la transición: Un rediseño en papel puede verse muy bien, pero su éxito depende de cómo se implemente en la realidad. Repsol planificó una transición escalonada: empezó por activos digitales, luego estaciones piloto, y continuará expandiendo la nueva imagen a cientos de instalaciones a lo largo del año.
Lección: Los diseñadores deben considerar desde el inicio cómo se llevará a cabo el despliegue de la nueva identidad: preparar manuales de marca claros, versiones alternativas del logo para distintos usos, etc. Una idea brillante puede fracasar si no hay un plan para implementarla consistentemente, especialmente en organizaciones de gran escala. - La reacción del público y gestión del cambio: Por último, el rebranding de Repsol nos recuerda que los cambios a veces suelen generar críticas iniciales. Sin embargo, con una ejecución sólida, esas voces se disipan.
Lección: Las marcas y sus diseñadores deben estar preparados para explicar el porqué del rediseño y educar a la audiencia sobre su significado. Gestionar bien el cambio emocional del público es parte del éxito de un rebranding.
En conclusión, el nuevo logotipo de Repsol y su proceso de creación nos enseñan la importancia de un diseño con propósito, arraigado en la esencia de la marca y orientado hacia el futuro. Es un ejemplo de cómo actualizar una identidad corporativa de manera inteligente: honrando el legado visual (ese sol que ha iluminado la marca por décadas) a la vez que se incorporan tendencias contemporáneas y se envía un mensaje claro de transformación. Para la comunidad de diseño, Repsol 2025 se convierte así en un referente de branding bien ejecutado, y para otras marcas, en una prueba de que evolucionar es posible sin perder lo que te hace reconocible.